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sábado, 25 de abril de 2015

Cuba la bella

Cuba la bella
Por: Julio Torres
En estos días ha vuelto a colocarse en las noticias de ocho columnas la isla de cuba por el saludo y acercamiento de los mandatarios de Norte América y Cuba, y no he podido resistir la tentación de hablar un poco de muchos amigos entrañables que conocí desde la década de los cincuenta y durante las décadas siguientes, con la aclaración de que nunca he estado en esa isla y esa bella ciudad de la habana, pero si tengo algunos datos que me parecen importantes en estos días.
La alineación  estratégica necesaria en el objetivo de conquista se llevó a cabo en esa isla y todos los acontecimientos ocurridos en estas tierras se procesaban en la isla y después enviarlos a los reyes católicos, así que los amigos cubanos que conocí a partir del año 1955 me entregaron todo un panorama de la isla en esos tiempos.
No puedo dejar de mencionar la trascendencia de la música de esos tiempos que trajeron muchos cubanos y las grandes enseñanzas de los menesteres del espectáculo que uno a uno fue dejando huella en cada
escenario de México en que se presentaban, debo abonar mi apreciación en el sentido de que la música del “mambo” que sin afán de exageración lo considero un “parte agua”, es decir, que la música bien se puede dividir en un antes y un después del mambo.
En la década de los sesenta, incursioné en el ambiente de la televisión de aquellos tiempos, del “nostálgico blanco y negro” cuando estábamos

muy lejos de imaginar la tecnología de hoy, la programación  era muy pobre, pero hecha con todo el amor y candidez que nuestra edad nos permitía, no niego que fuimos aprendiendo sobre la marcha y muchos artistas llegados de Cuba, entregaban junto con nosotros lo mejor de su talento, aunque ya se había instituido en la isla el régimen de Fidel Castro.
Pero ellos, los cubanos que lograron llegar a estas tierras, cargaban en su
“morral” todo el entusiasmo de esa tierra que poco a poco nos fue entregando y juntos logramos éxitos que nos marcaron, a ellos y a nosotros, quizás criticamos entonces el que el nuevo régimen había “apagado” la “chispa cubana” que tantas alegrías proporcionaba, pero allí estaban ellos, trabajando intensamente tratando de dar lo mejor de cada uno.
Los años siguieron su curso y a finales de los años setenta volví a ver un
espectáculo de música y danza cubana, ahora con nuevas generaciones y me sentí un tanto triste porque aquella alegría que mostraban los conocidos míos ya se había perdido, pero un detalle que me sorprendió es que ninguno de esos muchachos del grupo hablaba mal de Cuba, al contrario, elogiaban con entusiasmo lo ocurrido en la isla y mostraban una felicidad poco conocida por mí entonces.
En Cuba se transformó el sistema educativo, la nueva generación está muy bien preparada en muchas ramas de la ciencia, pareciera que dejaron guardados los instrumentos musicales o todo lo que se refiere al espectáculo, sin embargo sé que prevalecen los grupos musicales y la esencia del cubano sigue y quizás seguirá brillando en las marquesinas de todo centro de espectáculo por lo menos en este nuevo mundo porque, su estilo de hablar y su estilo de vida solo ha sufrido pequeñas variantes.

En verdad deseo que las cosas cambien como lo apuntaron los presidentes y que regrese la gran alegría y entusiasmo que solo ellos, los cubanos pueden regalarnos y que se comience a escribir la siguiente parte de la historia de la isla y que nos permitan conocer esa parte que nosotros no conocemos y aunque criticable, también entregó buenos números, creo que el cubano de hoy nos puede entregar su experiencia bajo un régimen como el que han vivido, finalmente deseo que ya aparezca el nuevo día de Cuba la bella.

sábado, 18 de abril de 2015

La nueva Jerusalén

La nueva Jerusalén
Por: Julio torres
Mucho se ha escrito y dicho de la nueva Jerusalén, pero en realidad se trata de una ciudad simbólica y no de una ciudad real y tangible, lo que ocurre es que la humanidad siempre está esperando que alguien le resuelva de manera mágica sus problemas y sabemos que ese es uno de los grandes problemas de la humanidad; la nueva Jerusalén es mucho más que una fantasía.
Son doce los barrios que componen esa nueva ciudad y llegar a cada barrio implica elegir uno de los caminos que nos permita ingresar, uno de esos barrios simboliza la abnegación y la fidelidad, la templanza y la castidad, la justicia y la equidad; todas estas virtudes se manifiestan por
medio del dibujo o de la pintura, es el arte que presenta a los ojos un cuadro palpitante de los hechos o personas que existen o que fueron y todo lo bello, terrible o instructivo el espacio, o lo que sucede en el tiempo.
Otro de los barrios está dedicado a la vigilancia y percepción, al orden y la armonía, no es difícil de interpretar que se trata de la música como bella arte primaria que junto con el canto, cualidades inherentes a los seres humanos que con su fina percepción, castidad en los conceptos,
templanza en las emociones y gran vigilancia que evita que alguien destruya la armonía y que reine el orden en el barrio.
Un tercer barrio está dedicado a embellecer el camino de la esperanza que conduce a la inmortalidad y ofrece en su límite externo la palabra fortaleza junto con la verdad, es el barrio de la escultura, otra de las bellas artes primarias como materialización sublime del pensamiento y que la esperanza simplifique la conquista de la inmortalidad.
Un cuarto barrio se encarga de la simpatía que nos conduce a la puerta de la fe, y el celo y la libertad juegan un papel muy importante, es en este barrio donde la poesía cultiva las bellas letras que ganan los corazones con la simpatía y  el celo por la libertad hace que sus habitantes entonen el himno de la esperanza que la inmortalidad recompensa.
Y es el quinto barrio el que se encarga de la fraternidad ya que proclama la dignidad y la pureza como base del trato humano con el que ganamos amigos y conservamos los que ya tenemos y el sexto barrio se deberá encargar de la industria y la analogía, allí se manifiesta la paciencia y la
fuerza, pero el séptimo barrio busca la unión por medio de la tolerancia y la paz.
Así es como se encuentra la Nueva Jerusalén con el resto de los barrios hasta completar los doce en los que se muestran los asuntos de la memoria, la ciencia, la gastronomía por medio de la prudencia y la salud, la perfección y la modestia, el candor y la limpieza, donde rige el honor como parte de la cultura.

Todo lo anterior es parte de esa Nueva Jerusalén  que nada deja de manejar, pues todos los temas resultan igualmente importantes, de manera que reitero. La Nueva Jerusalén es simbólica, de ninguna manera existe físicamente, lo mejor que debemos hacer es tratar de comprender puntualmente lo que este simbolismo trata de decirnos, ya que comprende todos los conceptos que el ser humano requiere en el objetivo de la búsqueda de la felicidad.